Un cuerpo redondo y compacto de titanio u oro rojo, con una generosa cantidad de cristal de zafiro. A modo de ojos, dos prominentes indicadores horarios de aluminio captan todas las miradas. En el cuello, dos protuberancias permiten dar cuerda y ajustar la hora. Las patas, robustas pero flexibles, se sujetan firmemente a la muñeca. Una mandíbula enorme. Y, sobre todo, un gran corazón que late a una frecuencia de 2 , 5 Hz (18000 A/h).