UR-220 SL Asimov

De día es una nave negra y de noche una instalación luminosa; el UR-220 SL Asimov es la tercera de las declinaciones de la colección 220. Bajo el impulso de su diseñador y cofundador de la casa URWERK, o sea Martin Frei, este modelo viene evolucionando sutilmente en su materia, en el color, el acabado y la estética. Sobre una tela de carbono, negra en esencia, el UR-220 reinventa el juego de los contrastes y la luminosidad.

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El UR-220 SL Asimov indica la hora mediante conos luminosos. ¿No más cubos? La forma imperante en anteriores versiones era el resultado de una minuciosa labor sobre las máquinas CNC de URWERK. En este caso, estos componentes vienen moldeados en un módulo de silicona, sin ángulos punzantes. Luego se los ajusta a mano para garantizar su acabado perfecto. A la postre su dureza es la de la cerámica. Este savoir faire técnico se lo debemos a la empresa suiza RC Tritec y a sus 80 años de pericia en este arte.

Con lo cual los tres conos de las horas están formados de color, es decir de Swiss Super-Luminova Grade X1 BL. La metamorfosis tiene lugar al anochecer, cuando se vuelven fosforescentes. Este modelo no lleva grabado, los satélites y el índice de las horas forman un solo elemento. Son atrapa-luces, pigmentos activos cuya función es hacerse con cada unidad luminosa para restituirlas en la oscuridad y brindar una óptima legibilidad en la noche.

Esta nueva forma de indicar el paso del tiempo pone de relieve toda la tecnicidad de su lectura. No ha dejado de basarse en una complicación satélite de hora vagabunda, modelo patentado por URWERK. De hecho, las horas vagabundas vienen indicadas en tres conos rotativos. Por turnos se van insertando en la mega aguja 3D de los minutos. Juntitos van recorriendo los 120 grados del temporizador antes de que, acabada la hora, la aguja dé un hermoso salto para regresar al índice “0” y darle la bienvenida al cono siguiente. Este minuto retrógrado es sin lugar a dudas el más imponente en un reloj de pulsera. Es a la vez potente y veloz, ya que todas las caras de la aguja han sido caladas.

Hay otro dato relevante en la esfera: la indicación de la reserva de marcha, la cual se lee en dos sub-esferas. La autonomía del movimiento viene indicada por los dos calibradores de 24 horas cada uno. Cuando se trata de remontarlo manualmente, es el calibrador de la derecha el primero en armar el resorte del barrilete. Cuando alcanza su tope, el indicador de la izquierda toma el relevo. Esta reserva de marcha repartida en dos “depósitos” está constituida por, se dice pronto, 83 componentes mecánicos; su complejidad de elaboración es extrema.

En el reverso del UR—220 SL Asimov, un Oil Change cobra la forma de un calibrador numérico, cuya unidad es el mes, el cual viene indicado en dos rodillos adyacentes. El contador es activado por quien lleva puesto el reloj. Ha de quitar la clavija de protección y pulsar el botón. Entonces se ponen en marcha los contadores, los cuales indican la duración de funcionamiento del mecanismo durante el mes. Al cabo de 39 meses, o sea tres años y tres meses, conviene darlo a revisión, para que los equipos de URWERK pongan a cero el contador y sustituyan la clavija.

Este UR-220 SL Asimov es sumamente URWERKiano: semejante por dentro y por fuera, es coherente. Las formas, los acabados y los colores de lo de dentro y lo de fuera se copian, se deslizan y se suman, y viceversa. La compleja forma de la “lunette”, los elegantes y cavados contornos del canto y la fuerza de la corona a las doce son obra de un ingenio relojero propio de la casa URWERK.

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